martes, 17 de mayo de 2011

¿Usted tiene familia?


No se apresure a responder “sí, claro que la tengo” porque de acuerdo
a los ‘modernos’ conceptos originados en la tolerancia y el respeto
por la diferencia que pontifica con gran vehemencia nuestro actual
procurador Ordóñez, más de la mitad de nuestro país carece de familia.
De acuerdo a su flexibilidad mental, muchos niños y niñas han quedado
totalmente abandonados: puede que tengan donde comer y dormir, pero lo
que se llama familia no la tienen. Eso de acuerdo al fundamentalismo
del ‘cardenal’ Ordóñez.

Una abuela, su hija y su nieta conviviendo juntas, en la misma casa,
no conforman una familia: aún más, pueden llegar a ser un peligro
social puesto que como son dos mujeres (abuela y madre) levantando a
una nieta, corren el riesgo de ser peligrosas en la crianza e
identidad sexual de la chica. Entonces, a ver cuál sale primero (la
abuela o la madre) a buscar a la carrera un hombre, seducirlo y
conquistarlo para llevarlo a casa y ‘clasificar’ como familia y poder
volver a comulgar (¡) de acuerdo a las teorías del Procurador. Un
padre y sus tres hijos, tampoco son familia: falta una mujer y puede
que sean una ‘montonera’ agrupada, pero, lo que se llama familia, ni
se lo sueñe.

Dos hermanas, cada una con su respectivo hijo, viviendo juntas, no son
familia. Y cuando el profesor, en la escuela, hable de familia, los
niños de esta casa podrán sentirse completamente marginados porque no
se podrán ‘reconocer’ en el esquema que el maestro enseña. Otra vez,
tienen hospedaje y restaurante, pero no familia. Sin tener en cuenta
los vínculos afectivos, las jerarquías de los mayores y la transmisión
de valores que se dan en lo que ellos consideraban ‘hogar’, no
clasifican para ese esquivo concepto de familia. Más grave aún, una
madre y su hijo no son familia. Los grupos mono parentales tampoco
clasifican en la llamada célula primaria de la sociedad. Pero no cante
victoria: usted también puede estar “huérfano y abandonado”. Empiece a
revisar ‘su historia’ porque muy seguramente tampoco tenga familia.
Vivir con su novio o novia lo candidatiza para pareja, pero no para
familia. Que no es lo mismo. Una familia estilo Ordóñez debe tener
papá, mamá e hijos. Olvida el Procurador y su combo que las posiciones
extremas y los dogmatismos marginan a los seres humanos generando
discriminaciones que impiden la construcción de una sociedad
tolerante. Porque la exclusión se da tanto por el que excluye como por
el que se siente excluido.

Además, por el camino que lo quiera ver, un niño es fruto de un
espermatozoide y un óvulo. De laboratorio, directo, por implante, por
donde quiera, el proceso, en primera instancia, nace de un hombre y de
una mujer. Que lo críen hombres o mujeres solos u hombres o mujeres
juntos, no significa que no tenga derecho a tener un lugar donde pueda
construir los vínculos necesarios para su desarrollo. La familia
conceptual del Procurador ni siquiera es garantía de un buen
comportamiento social. Las pruebas están a la vista: vivimos en la
sociedad más violenta imaginada, ‘hija’ de la familia tradicional.

Muchos se descrestan con las actitudes de Ordóñez frente a la
corrupción. Pero no puede perderse el norte y caer seducidos por las
determinaciones de un fundamentalista. Allí no hay norma ni ley: sólo
existe ‘su’ criterio, ‘su’ manera particular de interpretar. Chévere
cuando coincide con lo que pensamos, pero darle poder y alabarlo es
clavarnos nuestro propio puñal. ¡Un fundamentalista no razona!

Gloria H www.elpais.com.co

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