Por Sara Más
(Saramas_2000@yahoo.com)
La Habana , mayo (Especial de SEMlac).- No es nueva en Cuba y pervive
en la actualidad cierta tendencia que aparta, segrega y rechaza a las
personas "raras" o "diferentes", sobre todo si no se ajustan al canon
establecido de cómo ser hombre o mujer.
Blanco de burlas y exclusiones, de persecuciones e injusticias, las
personas no heterosexuales, mujeres y hombres, han vivido en tela de
juicio, desde épocas pasadas, bajo la presión de familias y sociedades
que las juzgan, no las aceptan y las han nombrado, incluso, de las más
inimaginables y peyorativas maneras.
"Lo que hay que cambiar no son las palabras, sino el significado
negativo y de inferioridad que tienen", opinó Mariela Castro,
directora del gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual
(Cenesex).
La sexóloga intervino el pasado 4 de mayo, en La Habana, en el panel
"Humanidad es diversidad", en el espacio de reflexión Letra con Vida
que coordina la Red de Salud Infomed en el Centro Dulce María Loynaz.
Junto a ella estuvo el escritor e investigador Víctor Fowler, como
parte de la Cuarta Jornada Cubana contra la Homofobia, con acciones
por toda la isla.
En opinión de Castro, lo más grave de esa intención de "darles un
lugar en el mundo" a las personas LGTB (lesbianas, gays, bisexuales y
trans), "de satanizarlas", es "que ha servido para quitarles
derechos".
No fue hasta 1866, precisó Fowler, que surgió el término
homosexualidad para nombrar lo que, de las más diversas maneras, se
atribuía a conductas que se apartaban de la norma.
Luego, desde inicios del siglo XX y durante su transcurso, en los
congresos de Medicina se presentaron textos que partían de admitir la
diferencia sexual, "pero para eliminarla, tratando de fabricar una
normatividad general", precisó el también estudioso de estos temas.
Si bien la directora del Cenesex reconoció que la Medicina ha hecho
contribuciones al estudio del ser humano y su sexualidad a lo largo
del tiempo, coincidió en que también aportó muchos criterios desde su
mirada de poder estereotipada.
De ese modo, la homosexualidad pasó a considerarse una enfermedad por
mucho tiempo y hasta años recientes. No fue hasta el 17 de mayo de
1990 que la Organización Mundial de la Salud estableció el criterio
que antes había asumido, en 1973, la Asociación Americana de
Psiquiatría, de eliminar la homosexualidad y la bisexualidad de la
lista de enfermedades mentales, explicó la sexóloga.
En ese recorrido, no son pocas las personas que han vivido la terrible
experiencia de intentar ser "curadas" de la homosexualidad. "A mí el
psiquiatra me dio un remedio que no podía creer: que tuviera
relaciones sexuales con animales, todos los que quisiera, hasta que
esa confusión se me fuera de la cabeza", relata a SEMlac Bernardo,
jubilado de 62 años, recordando la pasada década del setenta, cuando
todavía él no se había reconocido y aceptado personal y socialmente
como homosexual.
Aquellos habían sido años particularmente difíciles en la isla para
los homosexuales, excluidos durante el llamado proceso de
"parametración" que, durante el llamado "quinquenio gris", establecía
parámetros que los marcaba como no idóneos para desempeñarse en
determinados puestos laborales.
Antes, en la década del sesenta, habían funcionado las Unidades
Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), campamentos de trabajo con
régimen militar a donde fueron llevados homosexuales, religiosos y
hombres supuestamente apartados de la ideología de la Revolución
cubana.
"Sufrí y me reprimí por mucho tiempo. Luché contra eso. Llegué a
casarme y a creerme feliz con mi esposa, con quien fundé una familia.
Pero años después, cuando aquella unión fracasó, me acepté como
homosexual y tuve mi primera pareja masculina. Entonces supe que para
mí la felicidad estaba en otra parte", admitió este habanero, que
prefirió ocultar su verdadera identidad.
"Las prácticas de vigilancia, control y represión tienen un efecto
espantoso sobre las vidas de aquellas personas que más directamente
las padecen, sobre quienes las ejecutan y también quienes callan, pues
hay una sociedad completa que queda paralizada. Es realmente
terrible", apuntó Fowler.
La estrategia que en los últimos años promueven activistas sociales y
el Cenesex contra la homofobia y las transfobia se basa en el respeto
y reconocimiento de los derechos de las personas LGTB. "Hemos pasado
de un enfoque biomédico a uno de derechos, que es lo que más nos
importa en todo este proceso", precisó la sexóloga Mariela Castro,
"aunque no hemos logrado penetrar el mundo de la psiquiatría",
precisó.
Esos elementos han empezado a introducirse en el programa de formación
de médicos y enfermeras de familia, aunque "es difícil cambiar la
mentalidad", advierte. "Son ideas que están asentadas más como dogma
que como ciencia"
Otro de los pasos que han dado especialistas y expertos en la isla es
el de integrarse al movimiento que reclama la despatologización de la
transexualidad, una solicitud hecha el año pasado, expresamente, desde
la no gubernamental Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio
de la Sexualidad (Socumes).
"La transexualidad sigue siendo una entidad patologizada, de la cual
saca mucho provecho la comercialización de la Medicina", abundó
Castro. "No ocuparse de los malestares y las necesidades de esas
personas les hace daño, pero hacerlo desde un lugar de poder, con
intereses manipuladores y comerciales, hace más daño todavía",
aseguró.
Tampoco son estos los únicos propósitos de la estrategia educativa que
actualmente se promueve a la par de la Jornada Cubana contra la
Homofobia, que transita por su cuarto año consecutivo de celebración.
Para la directora del Cenesex, "la lucha contra la homofobia es el
pretexto que utilizamos para centrar la mirada en una forma de
discriminación y que, desde ahí, enfrentemos todas las formas de
discriminación y los profundos mecanismos que las sostienen".
A la condición de ser homosexual se añaden elementos agravantes y
otras discriminaciones si además la persona es mujer, no es blanca ni
procede de la capital, clasifica como inmigrante o no domina el
inglés, lo que la excluye del conocimiento científico, expuso la
experta como ejemplos para ilustrar distintas expresiones de exclusión
que conviven con la sexual, como por motivo de género, raza, origen,
lengua, etnia y religión, entre otras.
"Nos interesa poner la mirada en ese antiguo y ancestral mecanismo
creado por los seres humanos desde antaño para establecer diferencias
que les quitan oportunidades a unos y les dan privilegios a otros",
argumentó.
(Saramas_2000@yahoo.com)
La Habana , mayo (Especial de SEMlac).- No es nueva en Cuba y pervive
en la actualidad cierta tendencia que aparta, segrega y rechaza a las
personas "raras" o "diferentes", sobre todo si no se ajustan al canon
establecido de cómo ser hombre o mujer.
Blanco de burlas y exclusiones, de persecuciones e injusticias, las
personas no heterosexuales, mujeres y hombres, han vivido en tela de
juicio, desde épocas pasadas, bajo la presión de familias y sociedades
que las juzgan, no las aceptan y las han nombrado, incluso, de las más
inimaginables y peyorativas maneras.
"Lo que hay que cambiar no son las palabras, sino el significado
negativo y de inferioridad que tienen", opinó Mariela Castro,
directora del gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual
(Cenesex).
La sexóloga intervino el pasado 4 de mayo, en La Habana, en el panel
"Humanidad es diversidad", en el espacio de reflexión Letra con Vida
que coordina la Red de Salud Infomed en el Centro Dulce María Loynaz.
Junto a ella estuvo el escritor e investigador Víctor Fowler, como
parte de la Cuarta Jornada Cubana contra la Homofobia, con acciones
por toda la isla.
En opinión de Castro, lo más grave de esa intención de "darles un
lugar en el mundo" a las personas LGTB (lesbianas, gays, bisexuales y
trans), "de satanizarlas", es "que ha servido para quitarles
derechos".
No fue hasta 1866, precisó Fowler, que surgió el término
homosexualidad para nombrar lo que, de las más diversas maneras, se
atribuía a conductas que se apartaban de la norma.
Luego, desde inicios del siglo XX y durante su transcurso, en los
congresos de Medicina se presentaron textos que partían de admitir la
diferencia sexual, "pero para eliminarla, tratando de fabricar una
normatividad general", precisó el también estudioso de estos temas.
Si bien la directora del Cenesex reconoció que la Medicina ha hecho
contribuciones al estudio del ser humano y su sexualidad a lo largo
del tiempo, coincidió en que también aportó muchos criterios desde su
mirada de poder estereotipada.
De ese modo, la homosexualidad pasó a considerarse una enfermedad por
mucho tiempo y hasta años recientes. No fue hasta el 17 de mayo de
1990 que la Organización Mundial de la Salud estableció el criterio
que antes había asumido, en 1973, la Asociación Americana de
Psiquiatría, de eliminar la homosexualidad y la bisexualidad de la
lista de enfermedades mentales, explicó la sexóloga.
En ese recorrido, no son pocas las personas que han vivido la terrible
experiencia de intentar ser "curadas" de la homosexualidad. "A mí el
psiquiatra me dio un remedio que no podía creer: que tuviera
relaciones sexuales con animales, todos los que quisiera, hasta que
esa confusión se me fuera de la cabeza", relata a SEMlac Bernardo,
jubilado de 62 años, recordando la pasada década del setenta, cuando
todavía él no se había reconocido y aceptado personal y socialmente
como homosexual.
Aquellos habían sido años particularmente difíciles en la isla para
los homosexuales, excluidos durante el llamado proceso de
"parametración" que, durante el llamado "quinquenio gris", establecía
parámetros que los marcaba como no idóneos para desempeñarse en
determinados puestos laborales.
Antes, en la década del sesenta, habían funcionado las Unidades
Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), campamentos de trabajo con
régimen militar a donde fueron llevados homosexuales, religiosos y
hombres supuestamente apartados de la ideología de la Revolución
cubana.
"Sufrí y me reprimí por mucho tiempo. Luché contra eso. Llegué a
casarme y a creerme feliz con mi esposa, con quien fundé una familia.
Pero años después, cuando aquella unión fracasó, me acepté como
homosexual y tuve mi primera pareja masculina. Entonces supe que para
mí la felicidad estaba en otra parte", admitió este habanero, que
prefirió ocultar su verdadera identidad.
"Las prácticas de vigilancia, control y represión tienen un efecto
espantoso sobre las vidas de aquellas personas que más directamente
las padecen, sobre quienes las ejecutan y también quienes callan, pues
hay una sociedad completa que queda paralizada. Es realmente
terrible", apuntó Fowler.
La estrategia que en los últimos años promueven activistas sociales y
el Cenesex contra la homofobia y las transfobia se basa en el respeto
y reconocimiento de los derechos de las personas LGTB. "Hemos pasado
de un enfoque biomédico a uno de derechos, que es lo que más nos
importa en todo este proceso", precisó la sexóloga Mariela Castro,
"aunque no hemos logrado penetrar el mundo de la psiquiatría",
precisó.
Esos elementos han empezado a introducirse en el programa de formación
de médicos y enfermeras de familia, aunque "es difícil cambiar la
mentalidad", advierte. "Son ideas que están asentadas más como dogma
que como ciencia"
Otro de los pasos que han dado especialistas y expertos en la isla es
el de integrarse al movimiento que reclama la despatologización de la
transexualidad, una solicitud hecha el año pasado, expresamente, desde
la no gubernamental Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio
de la Sexualidad (Socumes).
"La transexualidad sigue siendo una entidad patologizada, de la cual
saca mucho provecho la comercialización de la Medicina", abundó
Castro. "No ocuparse de los malestares y las necesidades de esas
personas les hace daño, pero hacerlo desde un lugar de poder, con
intereses manipuladores y comerciales, hace más daño todavía",
aseguró.
Tampoco son estos los únicos propósitos de la estrategia educativa que
actualmente se promueve a la par de la Jornada Cubana contra la
Homofobia, que transita por su cuarto año consecutivo de celebración.
Para la directora del Cenesex, "la lucha contra la homofobia es el
pretexto que utilizamos para centrar la mirada en una forma de
discriminación y que, desde ahí, enfrentemos todas las formas de
discriminación y los profundos mecanismos que las sostienen".
A la condición de ser homosexual se añaden elementos agravantes y
otras discriminaciones si además la persona es mujer, no es blanca ni
procede de la capital, clasifica como inmigrante o no domina el
inglés, lo que la excluye del conocimiento científico, expuso la
experta como ejemplos para ilustrar distintas expresiones de exclusión
que conviven con la sexual, como por motivo de género, raza, origen,
lengua, etnia y religión, entre otras.
"Nos interesa poner la mirada en ese antiguo y ancestral mecanismo
creado por los seres humanos desde antaño para establecer diferencias
que les quitan oportunidades a unos y les dan privilegios a otros",
argumentó.
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